No han pasado ni dos meses desde que Sérgio Conceiçao aterrizó en Milán con el objetivo de poner orden en San Siro. Una misión que el ‘sargento’ luso cumplió sin rechistar, pero con varios líos de por medio, todo sea dicho. Después de levantar la Supercoppa de Italia, celebrada con un buen puro, como buen ‘tipo duro’, sus métodos empezaron a caldear el ambiente de la plantilla, provocando, en algunos casos, y buscando, en otros, la salida de varios miembros en el mercado invernal. Si hay algo claro en el Milan, es que Conceiçao no se casa con nadie.
Después de superar una palpable división con parte de los tifosi, varios pesos pesados del equipo, entre ellos Christian Pulisic, Theo Hernández o Álvaro Morata, fichado solo unos meses atrás, mostraron su descontento con las normas de Conceiçao, mucho más autoritarias que las de antes. El español tomó una decisión mucho más radical y abandonó el club durante el mercado de invierno, poniendo rumbo al Galatasaray en forma de cesión porque no estaba de acuerdo con el rol que le pedía.

Álvaro Morata celebra su primer gol con el Galatasaray / Galatasaray
Ni el capitán se libró de ‘chocar’ con el luso. Al llegar al equipo, Conceiçao le retiró el brazalete a Davide Calabria para dárselo al portero Mike Maignan, con quien protagonizó un enfrentamiento acalorado tras el duelo ante el Parma (3-2) que no acabó mal porque intervinieron jugadores y varios miembros del staff. Días después, Calabria, quien encadenaba 18 años en el club y terminaba contrato este mismo verano, fue cedido al Bolonia.
Cuando parecía que las aguas se habían calmado con el cierre del mercado, en el que llegaron futbolistas de primer nivel como Kyle Walker, João Félix o Santiago Giménez, un episodio en rueda de prensa tras caer derrotado en la ida del playoff de Champions contra el Feyenoord ha vuelto a poner al entrenador luso en el foco mediático. Visiblemente frustrado, Conceiçao acudió a la sala de prensa, respndió una sola pregunta y se fue.
“Sabíamos cómo jugarían. Empezamos el partido bien, pero luego encajamos… a veces sucede. Tuvimos un poco de mala suerte. Deberíamos haber hecho más y tuvimos oportunidades para al menos igualar el marcador. Pero basta, esperé 15 minutos para hablar y ahora me voy“, declaró el portugués.
Algo muy habitual en Portugal
Tras esta batería de sucesos en menos de dos meses, SPORT ha contactado con varios periodistas lusos para conocer si se produjeron hechos de este tipo en su larga trayectoria en los banquillos de Portugal, donde entrenó a Ollanense, Coimbra, SC Braga, Vitoria Guimaraes y Oporto, tras pasar por el Nantes. “Siempre ha sido un entrenador duro, sobre todo cuando pierde y se siente agraviado de alguna manera (aunque no tenga razón). Sobre el suceso del otro día en rueda de prensa, donde solo contestó una pregunta, no lo entendí, pero es algo habitual en él”, nos cuenta uno de ellos.

Sergio Conceição, entrenador del AC Milan, en rueda de prensa / Perform
“En Portugal, Conceiçao a veces contestaba mal a los periodistas, los criticaba o daba respuestas muy cortas cuando el ambiente no era bueno o encadenaban una racha de resultados negativos. Tiene un carácter difícil, pero es un gran entrenador“, explican de su fuerte personalidad.
“En el Oporto, el año pasado, después de perder a un partido, cogió a tres o cuatro jugadores, entre ellos Iván Jaime, Toni Martínez y Jorge Sánchez, y les obligó a entrenar alejados del grupo, totalmente solos, para señalarlos“, añade.
Conceiçao apenas suma una decena de partidos al mando del Milan y ya ha protagonizado escenas de todo tipo, incluso ha ganado un título. Lo consideran un gran entrenador, tanto en Portugal como en Italia, pero su temperamento le juega a veces malas pasadas. El reto es mayúsculo: empezar a recuperar a un Milan que debe volver a infundir miedo en Europa.
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