Si el pinchazo ante el Werder Bremen (0-1) el pasado 21 de enero aumentó la tensión en Múnich, la goleada que se llevaron del BayArena la ha transformado en una crisis considerable. El Bayer Leverkusen les pasó claramente por encima (3-0) y ampliaron su ventaja en la Bundesliga a cinco puntos. Tras once años de dominio, la hegemonía del Bayern de Múnich está más cerca que nunca de llegar a su fin.
El año pasado ya hubo susto, y de los buenos. El Borussia Dortmund llegó a la última jornada con la sartén cogida por el mango. Un triunfo ante el Mainz aseguraba el campeonato, pero empataron (2-2) y la Liga se celebró nuevamente en Múnich. Un aviso que se quedó solo en eso, pero el cuadro de Xabi Alonso va muy en serio.
Son el único equipo invicto en todas las competiciones entre las 50 mejores ligas europeas. 31 partidos, 27 victorias, 4 empates, 93 goles a favor y 22 en contra para demostrar que no van a quitar el pie del acelerador. Y la situación en el Bayern también es complicada más allá de la Bundesliga.
BATACAZO EN LA SUPERCOPA
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La temporada no empezó bien para los de Tuchel. Arrancaron con una dolorosa derrota en la Supercopa de Alemania ante el RB Leipzig. Los de Marco Rose le endosaron un doloroso 0-3 comandados por un Dani Olmo estelar que firmó los tres tantos de aquel duelo.
BOCHORNO EN LA COPA
Después llegó el bochorno en la DFB-Pokal. La eliminación ante el Saarbrücken de Tercera Divisón (2-1) creó un clima complicado en el vestuario. Thomas Müller, uno de los pesos pesados de la plantilla, no dudó en señalar a alguno de sus compañeros por la actitud que mostraron tras el partido.
“Las críticas son absolutamente comprensibles. Lo que no es posible es que solo tres o cuatro jugadores sepan respetar el apoyo de la afición. Hicieron no sé cuántos kilómetros para venir. Lo más importante es entender cómo devolver algo. Por supuesto que no funciona de esta manera”, declaró.
¿Y LA CHAMPIONS?
El Bayern sigue vivo en la Champions, efectivamente. Pero no son favoritos, ni mucho menos. Están en octavos de final y salvo sorpresa accederán a los cuartos ante la Lazio de Maurizio Sarri. Pero existe un escenario que no podría tolerarse en Múnich: cerrar la temporada en blanco, algo que no sucede desde 2012.
No están aguantando el pulso con el Bayer Leverkusen en la Bundesliga. Están a una distancia de cinco puntos, y si no tocan metal en Alemania y caen eliminados en Champions, se buscarán culpables, y Tuchel tendría muchas papeletas de ser el gran perjudicado.
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