¿La guerra?

Al menos 500 balazos, armas con alcance de mil 500 metros, de las usadas por francotiradores, capaces de atravesar blindajes. Basta ver imágenes de la camioneta en la que viajaba Omar García Harfuch para entender de inmediato el nivel de la agresión y su aplicación. ¿Es la guerra?

Ya se esperaba el atentado, pues desde hace una semana se recibió amenazas de grupos criminales, reveló Alfonso Durazo momentos después de lo sucedido al secretario de Seguridad Ciudadana capitalina. Cuatro células de siete personas colocadas en puntos estratégicos de la ruta de García Harfuch. El ataque fue planeado al menos con tres semanas de anterioridad, según la declaración de los 14 detenidos al momento.

“Nunca habíamos visto un atentado a un secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, y que es uno de los cuatro o cinco personajes más importantes en términos de seguridad en todo el país. Un atentado de estas características no implica solo intentar matar a una persona, es un desafío al Estado mexicano: mira el despliegue que puedo hacer … “, precisó ayer Jorge Fernández Menéndez en entrevista en Imagen Noticias.

¿Porque qué otro significado hay en el hecho de que los agresores abandonaron las armas, ya descritas, en el lugar de la agresión? García Harfuch no titubeó, incluso antes de ingresar un quirófano para ser atendido de sus lesiones, responsable en Twitter al Cártel Jalisco Nueva Generación.

Y tras el atentado y la revelación de Durazo, trascendieron los nombres de funcionarios del gobierno federal que también estarían en la lista del grupo criminal; el propio secretario de seguridad federal, el canciller Marcelo Ebrard y Santiago Nieto de la Unidad de Inteligencia Financiera. Quienes realizan las detenciones, quien da seguimiento a las extradiciones de los involucrados y quien congela cuentas. El mensaje es claro.

Y el primer blanco: Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX desde 2019. Antes fue jefe de la Policía de Investigación capitalina. Encabezó operaciones para detener a líderes de grupos criminales como Jorge FloresEl Tortas, de la Anti-Unión, y Pedro Ramírez, El jamón, capo de la Unión Tepito.

Participó en la detención de Dámaso López Núñez El Licenciado, líder del cártel de Sinaloa y quien ya fue extraditado a Estados Unidos.

También fue mencionado durante el juicio de El Chapo Guzmán. Y coordinó las capturas de Javier Duarte en Guatemala, y de Roberto Borge, en Panamá.

García Harfuch tiene estudios acreditados por la DEA, la Academia Nacional del FBI y la Universidad de Harvard. Es un funcionario de primera, de los mejores que tiene nuestro país.

¿Es la guerra? ¿Qué debe hacer el gobierno ante hechos como este? Es evidente que, los abrazos no balazos, no tienen nada que hacer frente a la fuerza que los grupos criminales están determinados a demostrar.

La estrategia de seguridad de la 4T debe ser modificada cuanto antes, empezando por aumentar la seguridad del Presidente. Reconocer y actuar, para que no suceda como cuando Miguel Ángel Mancera aseguró que no había cárteles en la capital, porque esto también es resultado de esa omisión irresponsable.

Columnista:
Yuriria Sierra
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