Las continuas idas y vueltas del culebrón de OpenAI están lejos de terminar. Después de su abrupto despido, y pese al anuncio de su arribo a Microsoft, Sam Altman no se daría por vencido y estaría luchando para regresar como CEO de la startup californiana.
Las más recientes publicaciones de Altman en X (Twitter) dan a entender que su llegada a la corporación de Redmond aún no está confirmada. Pero que además está batallando junto a sus principales laderos para revertir su salida y recuperar el control de OpenAI.
“El equipo de liderazgo de OpenAI, particularmente Mira [Murati], Brad [Lightcap] y Jason [Kwon], pero en realidad todos ellos, han estado haciendo un trabajo increíble a través de esto que quedará en los libros de historia”, publicó Sam Altman, en lo que parece ser una referencia directa a la puja con la junta directiva de la startup.
Así mismo, el empresario comentó: “Tenemos más unidad, compromiso y enfoque que nunca. Todos vamos a trabajar juntos de una forma u otra, y estoy muy emocionado. Un equipo, una misión”.
Sam Altman quiere recuperar su lugar en OpenAI
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El posible retorno de Sam Altman como CEO de OpenAI suena menos descabellado que nunca. No solo porque cuenta con el apoyo de Microsoft, el principal inversor de la startup californiana, sino porque los propios empleados han reclamado por su vuelta. La carta firmada por prácticamente todos los trabajadores de la compañía amenazando con renunciar tendría a la junta directiva contra la pared.
La información que circula por estas horas es que tanto Sam Altman como Greg Brockman, cofundador y expresidente de OpenAI, están negociando por la salida de los integrantes de la junta. Si dos de los tres partícipes de la mesa directiva cambian su postura, el camino quedaría allanado para el regreso del CEO despedido.
Tengamos en cuenta que Ilya Sutskever, jefe científico de OpenAI, fue sindicado como el principal artífice del despido de Altman. No obstante, hoy se mostró arrepentido por su participación en el “motín” que derivó en la llegada de Emmett Shear como nuevo director ejecutivo. Los miembros restantes de la junta son Helen Toner, directora de estrategia del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, Adam D’Angelo, CEO de Quora y Tasha McCauley, CEO de GeoSim Systems.
Mientras la lucha de poder entre las partes se profundiza, Sam Altman volvió a marcar que tanto sus energías como las de Satya Nadella, CEO de Microsoft, están puestas en que OpenAI salga adelante. “Mi prioridad principal y la de Satya siguen siendo garantizar que OpenAI prospere. Estamos comprometidos a brindar total continuidad de operaciones a nuestros socios y clientes. La asociación entre OpenAI y Microsoft hace que esto sea muy factible”, manifestó.
Lo último parece ser un mensaje directo a los clientes de la startup californiana. Según The Information, más de 100 empresas que dependen de los servicios de OpenAI se contactaron con Anthropic y Google Cloud para tantear el terreno en caso de que sea necesario migrar sus productos a otras plataformas.
Un conflicto filosófico, el desencadenante de la crisis
Más allá de las explicaciones que brindó la junta directiva tras hacer efectivo el despido de Sam Altman, poco se sabe realmente sobre lo que sucedió puertas adentro de OpenAI. Según reporta Bloomberg, un conflicto filosófico habría sido la gota que colmó el vaso y que derivó en la “expulsión” del director ejecutivo.
Como ya mencionamos, Ilya Sutskever, jefe científico de la startup, ha quedado marcado como el que impulsó el despido de Altman. El susodicho se habría enojado por varios de los anuncios que se realizaron durante el primer DevDay de OpenAI. En especial, por la introducción de los GPT que permitirán a los usuarios crear sus propias versiones de ChatGPT.
Aparentemente, en los últimos meses había crecido la tensión en la junta directiva, que veía que OpenAI estaba expandiendo a ritmo frenético su brazo con fines de lucro y que cada vez perseguía más objetivos comerciales. El temor de los integrantes habría sido que el desarrollo de la IA se volviera inseguro y tuviera consecuencias apocalípticas. Una postura que Sam Altman y los desarrolladores habrían considerado por demás alarmista.
Sutskever habría sido uno de los más vocales sobre los hipotéticos problemas que traería el rápido avance en el desarrollo de modelos de lenguaje como GPT-4 y GPT-5. En julio, el jefe científico habría conformado un nuevo equipo dentro de OpenAI para estudiar sistemas de “súper inteligencia” de cara al futuro. No obstante, en octubre se habría topado con que Sam Altman estaba intentando reducir su rol e influencia dentro de la compañía.
De esta forma, Ilya Sutskever habría recurrido a otros miembros de la junta —con la excepción de Altman y Brockman— para exponer su preocupación. Los directivos, que están ligados al movimiento del altruismo efectivo, tomaron posición en su favor y decidieron remover al CEO de sus labores.
Ahora que el científico ha recapacitado y se ha alineado con Sam Altman, todas las miradas están sobre la posible renuncia de la junta directiva. Si la misma no se concreta en las próximas horas, todos los empleados de OpenAI se marcharán a Microsoft, que está a la espera. Si Toner, D’Angelo y McCauley no se marchan, expertos afirman que la startup podría desmoronarse en menos de una semana. Lo único claro es que esta novela todavía tiene varios capítulos por delante.