30 de junio de 2020
Por Lucy Meza
Hace una semana figuró en la agenda médica la discrepancia que hubo entre el coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Senado, Ricardo Monrealy el académico John Ackerman.
Esto luego de la participación del senador en el noticiero conducido por Carlos Loret de Mola, en la que se abordaron temas relacionados con la política nacional. A partir de ello, Ackerman condenó el encuentro, a través de sus redes sociales, y exigió a la bancada de Morena que sustituyera a su coordinador. Una declaración lamentable.
Ante ello, el presidente de la Jucopo expresó su desinterés por entrar en confrontaciones: “En este momento lejos de buscar contradicciones internas en nuestro movimiento debemos buscar de qué manera podemos impulsar la fuerza del país para enfrentarnos a la etapa poscovid”, señaló acertadamente en su cuenta de Twitter.
Y es que los tiempos en los que nos encontramos exigen de unidad y trabajo en equipo para sacar al país adelante. El debate y la divergencia de ideas son importantes para contar con un panorama plural de la realidad del país, sin embargo, no debemos dejar que estas diferencias vayan más allá del diálogo respetuoso. No es momento de confrontación ni ataques políticos. Debemos actuar a la altura del contexto.
Por otro lado, históricamente, el cambio va de la mano con el conflicto. En el caso presente, la transformación profunda que estamos experimentando a cabo en el país —con la que dejaremos atrás los privilegios de unos cuantos, la corrupción y otros vicios que la vieja política había enraizado en México— trae resistencia por parte de quienes buscan mantener sus privilegios a costa del bienestar de otras personas.
No obstante, debemos tener presente que los conflictos internos entorpecen los avances por los que hemos estado trabajadores. Debemos tener clara la meta a la que queremos llegar y la manera en que buscamos lograrlo. El cambio verdadero de nuestra nación requiere de la convicción, la paciencia y el trabajo de todas las personas que simpatizamos con este movimiento.
Estamos viviendo un momento histórico para el país, sembrando los cimientos para una transformación que está trayendo beneficios importantes. Permanecerán unidos en estos tiempos en la política y los ataques falaces buscarán deslegitimar los logros que hemos alcanzado y la trayectoria por la que transitamos.
En esta etapa clave para el desarrollo de México no caben los intereses personales. Debemos trabajar juntos hacia un mismo objetivo. La nación lo merece, lo demanda y todas, como funcionarios y funcionarios del pueblo, debemos poner la mirada sobre el bienestar de nuestra sociedad en todo sentido.
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